
Test drive con una de las novedades más esperadas de 2016, la nueva pickup intermedia Fiat Toro. La probamos en la Patagonia argentina y estas son nuestras impresiones.
DESDE EL CALAFATE. Invitados por Fiat Chrysler Automobiles de Argentina, la semana pasada pudimos probar en la Patagonia argentina la nueva pickup Toro. El test drive original era algo corto, con pequeños tramos de 20 km de asfalto y otros tantos en tierra, pero la intensa niebla que cubrió El Calafate en los días de la presentación nos regalaron 300 km más de asfalto.
En efecto, todo el -excelente- plan diseñado por FCA para la presentación de la nueva Toro se modificó por un densa niebla, que impidió que nuestro avión aterrice y despegue de El Calafate, con los contratiempos que esto implica. Un efecto no deseado pero agradecido fue que tuvimos que manejar los vehículos de prueba por 300 km adicionales para llegar a Río Gallegos.
Si bien hubo unidades de las tres versiones que se comercializan en Argentina, la mayoría eran la tope de gama Volcano 4×4 con la novedosa caja automática de 9 marchas. Si bien pudimos subirnos a un 4×4 manual, la mayoría del tiempo manejamos la AT9, por lo que hablaremos de esta versión. Esperamos en un futuro próximo poder probar alguna manual.
Acá nos vamos a jugar de entrada: el nuevo plan Fiat Toro se ve muy bien, te guste o no. El diseño de las pickups es un gran desafío, en el que los norteamericanos apuntan a la bestilidad y los europeos y japoneses a cierto minimalismo. La Toro, si bien tiene inspiraciones como toda creación, no copia directamente a nadie y se planta con una propuesta propia.
Otro tema es la funcionalidad del diseño, y ahí algunos se preguntarán, por ejemplo, si las ópticas delanteras -en tres niveles- no están demasiado expuestas en el frente para un vehículo de uso intensivo. Nosotros aplaudimos la decisión de jugarse por la estética y darle una impronta original a la nueva Toro.
La propuesta estética de la Toro llama bastante la atención de los peatones y lo que se conoce como firma lumínica, es decir, la identidad visual basada en el diseño de las luces, despierta la curiosidad de otros automovilistas. Tanto de adelante como de atrás, la nueva Toro es fácilmente reconocible de noche y en poco tiempo será un temprano clásico.
Sin embargo, es una decisión del ingeniería la que define las líneas principales de diseño de la Toro. Los ingenieros de FCA se decidieron al principio del proyecto por una carrocería autoportante y no por el clásico chasis del largueros de las pickups del segmento D, como Hilux, Amarok y demás. A diferencia de éstas, la Toro no tiene una cabina separada de la caja de carga y esto es una decisión fundamental que influye sobre todo el resto, para bien o para mal.
En el caso del diseño, le da un aspecto más compacto, más fluído, más estilizado, sin la ruptura que implica la caja separada de la cabina. Además influye en el peso (es más liviana) y en el comportamiento general, más parecido a un auto. La contracara es la robustez, que es la razón de ser de las pickups del segmento superior. Según Fiat, la Toro es capaz de cargar una tonelada como sus rivales superiores sin que su carrocería sufra. Esto, obviamente, no pudimos comprobar en dos días de pruebas.