Orsai, una adaptación fonética del término ‘off side’ (fuera de juego), es un proyecto editorial que pretendió mudar la manera de repartir la cultura. La historia, que se hizo popular merced a la conferencia TEDx ‘Cómo matar el intermediario’, es la prueba de que internet no pone en riesgo la cultura.

El hombre que lo hizo posible es Hernán Casciari, un escritor que ganó el premio Juan Rulfo (mil novecientos noventa y ocho), de Radio Francia Internacional, y el de la Deutsche Welle al mejor weblog del planeta (dos mil cinco). Este argentino, que la semana pasada cumplió cuarenta y seis años, renunció a editoriales como Random House y a periódicos como ‘El País’ de España y ‘La Nación’ de Argentina para crear una gaceta que subsistía sin publicidad y circulaba en múltiples países, justo en la mitad de la presunta crisis del papel.

La gaceta ‘Orsai’, construida en Barna (España) por Casciari y su amigo Chiri, no tenía apoyo estatal ni una muela de publicidad. Se vendía por la red en bultos de diez. La distribuían exactamente los mismos lectores en sus respectivos países. Diez días tras la publicación, sacaban la versión digital a fin de que cualquiera pudiese leerla. Hicieron todo lo opuesto a lo que hacía la industria editorial.

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Pese a que la gaceta circuló solo del dos mil once al dos mil trece, el proyecto Orsai prosiguió avanzando. Lo que comenzó como un weblog de cuentos es ahora un ‘podcast’ en Spotify, un programa radial en transmisoras de Argentina y Uruguay, un videoclip colgado en YouTube y una obra teatral construida en familia (hermana, mamá, sobrinos, primos y cuñado) que agota boletería toda vez que la anuncian por Twitter.

Casciari asevera que una de las fórmulas a fin de que todos estos productos funcionen es la horizontalidad de su propuesta. “Es más simple que algo funcione cuando tenés una comunicación más fluida con los lectores o bien con los oyentes, sin intermediarios”, explica.

Es más simple que algo funcione cuando tenés una comunicación más fluida con los lectores o bien con los oyentes, sin intercesores

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Otra clave son las ganas de este “hijo de internet” –como se describe– por proseguir aprendiendo, por intentar comprender lo que sucede ahora, cuando la comunicación cada vez es más veloz.Hernán Casciari

De ahí que aplaude las ideas de los jóvenes que utilizan las plataformas de internet para comunicarse. Piensa que tanto como están tomando las herramientas del tiempo que les tocó vivir para procurar hacer algo diferente. Como le sucedió en el dos mil, cuando en la mitad del ‘boom’ de los blogs mas leidos escribió cuentos que se hicieron virales y que llamaron la atención del versista colombiano Darío Jaramillo Agudelo, quien incluyó uno en la ‘Antología de crónica sudamericana actual’ (Anagrama). Sí, un cuento clasificado como crónica por un versista.

Este año, para sorpresa de sus lectores, Hernán Casciari volverá a editar la gaceta Orsai. El infarto que padeció en el dos mil quince le dio una disculpa para vivir nuevamente en la ciudad de Buenos Aires, a la vera de su familia y de su amigo Chiri, con quien volverá a buscar autores de la talla de Juan Villoro, Alberto Salcedo Ramos y el ilustrador Alberto Montt, que participaron en ediciones pasadas. Los nuevos ejemplares proseguirán vendiéndose por la red desde julio y va a costar el equivalente a quince periódicos de sábado de cada país (treinta pesos en el caso colombiano).

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Aparte de ser el nombre de su gaceta, ¿qué es Orsai?

Orsai es el apodo de mi obra. Asimismo fue un modelo, aun antes que se pusiese de tendencia la palabra ‘crowdfunding’. Hubo muchas gacetas y proyectos cuyos autores atisbaron la manera de hacer cosas de otra forma cuando comenzamos a hacerlo. Gente que prosiguió el ejemplo, mas buscando rentabilidad. A nosotros no nos interesa ganar con la gaceta, si bien nos semeja fabuloso que puedan abrirse nuevas bocas laborales para el cronista, para el escritor, y salir de las estructuras, trabajar sin precisar jefes extraños.

¿Por qué razón desapareció la gaceta?

La comenzamos a hacer en el dos mil diez, en exactamente el mismo instante en que mi mejor amigo, Chiri, admitió una convidación para ir a vivir a España. Tan pronto estuvo en Barna, decidimos parar de hacer lo que hacíamos y abocarnos a nuestro proyecto personal. Mas a fines del dos mil doce este amigo debió regresar a Argentina. Procuramos proseguir haciéndola por Skype, mas no era ameno. El año pasado me retorné a Buenos Aires y ya empezamos asambleas de resurrección.

En 7 años, Orsai pasó a hacer un programa de radio y hasta una obra teatral. ¿Qué hace que sus historias funcionen en todos estos formatos?

Yo no busco que funcionen, lo que busco es divertirme. Me agrada trabajar en mis proyectos periodísticos y teatrales sin ningún género de publicidad ni intercesor y tener una relación muy fluida con los lectores. Y si esa gente se divierte es pues asimismo soy esa gente, asimismo me divierto con cosas de esta manera.

¿Qué piensa sobre lo que hace la prensa para apresar a los nativos digitales?

Los grandes medios no están produciendo esa añoranza que procuran crear en los nativos digitales. Eso no quiere decir que estos muchachos no estén consumiendo nada. No es un inconveniente de falta de lectura, sino más bien de rentabilidad.

¿De qué manera ve al periodismo en ese panorama?

El periodismo lo vamos a finalizar haciendo , los apasionados por la investigación, desde nuestras casas. El oficio va a florecer al costado de las piedras, como siempre y en toda circunstancia. Hay bastante gente en gacetas independientes haciendo periodismo, pues el periodismo se hace desde sitios oscuros.

¿Qué piensa de los jóvenes que utilizan las herramientas de internet para producir contenidos?

Estoy en favor de cualquier emprendimiento independiente. No estoy tan a favor con el nombre que se les pone. Me da la sensación de que es una forma bastante absurda de meterlos a todos en exactamente la misma bolsa: pues emplean el formato de YouTube, entonces son ‘youtubers’. ¿Qué debe ver por dónde se escuchen las historias?

¿Qué semejanza hay entre lo que hace y lo que hacen ?

Yo trato de no transformarme en un viejo pulguillas de esos que afirman que está mal, cuando lo que sucede es que no lo comprendo. Me da la sensación de que estamos todos en las mismas: tratando de escapar de la oficina. Lo que ocurre es que me tocó un poco ya antes. Yo soy más viejo, entonces en lugar de ‘youtuber’ me afirmaban ‘blogger’.

De cara al futuro, ¿qué le preocupa?

Me preocupa dejar de comprender. Sé que mi cerebro estará descompasado con los tiempos que corren, y dejaré de comprender lo que ocurre. Todavía no ocurre, todavía lo comprendo y voy a tratar de continuar ejercitándome con todas y cada una de las novedades que haya, por el hecho de que me resultan de interés un montón. Más que los formatos o bien si el futuro es el horno o bien el microondas, qué me importa. En un planeta donde la gente ya no le siente gusto a el alimento, por qué razón carajos discutimos si hay que cocinar en horno o bien en microondas. Si el inconveniente es que no le sentimos el gusto a el alimento, qué carajos importa el formato.

Usted afirmó cuando su pretensión “es decir cosas aproximadamente complejas y que las pueda comprender alguien que no tiene las herramientas de la dificultad muy aceitadas”. ¿De qué manera lo consigue?

En el momento en que me fui de Argentina para España, me pasó algo rarísimo. Escribía en el weblog para la gente que había dejado en Argentina y había 2 personas que me interesaba mucho que prosiguieran leyéndome: mi mejor amigo, Chiri, que es una persona formidablemente culta; y mi papá, que se llamaba Roberto y jamás leyó un libro, lo único que le agradaba era el futbol. Entonces, escribía esos textos y trataba de que los dos pudiesen leerlos hasta el final. Y debía lograr que mi papá no se sintiese a fuera del texto; esto es, no utilizar palabras rarísimas, y al tiempo debía lograr que a Chiri no le pareciese demasiado básico. En ese ejercicio diario, nostálgico, de no perder a esas 2 personas queridas, me da la sensación de que está el germen de eso que vos notás en lo que escribo. Poder tener ideas complejas que puedan satisfacer a Chiri, mas contándolas de una forma que puedan conmover a mi padre.

Hay lugares donde las ideas son el postre del día, mas en Argentina las ideas complejas se presentan hasta en la TV nacional. ¿Por qué ocurre eso?

A fin de que las ideas complejas lleguen a la casa de todo el planeta debe existir una sociedad que tenga un sinnúmero de clase media, esto es la brecha de desigualdad debe ser un poco equilibrada. En Argentina no es que sea muy equilibrada, mas hay un sinnúmero de clase media. Eso hace que haya muchos institutos y universidades públicas, esto es, personas que sin gastar un solo centavo puedan mandar a sus hijos a una escuela. Eso ayuda mucho a que las ideas complejas estén aun en la T.V. abierta.

En el dos mil trece hubo un rumor sobre el cierre de Fb. Usted estuvo a favor. ¿Por qué razón?

Realmente, formaba una parte de un chiste o bien de una manera de insultar al destino. Había sido Fb la razón por la que había vuelto a ver, involuntariamente, una fotografía de mi padre. Entonces, en lugar de decir ‘¡me cago en Dios!’, insulté un tanto al pobre Zuckerberg y me subí al rumor de la quiebra y afirmé que esperemos ocurra pronto. Mas lo afirmé en chiste, por el hecho de que no me agradaría que lo cerrasen (la historia se transformó en un cuento llamado ‘La fotografía de mi padre’). Allá digo que la tecnología por lo general ha alterado nuestra forma de rememorar, es la ausencia absoluta de lo borrado. Nuestra huella queda de forma permanente en los estilos de las cosas.

En ‘Orsai’ hay un texto icónico, el relato sobre los 2 tantos que Maradona le hace a Inglaterra en el Mundial de mil novecientos ochenta y seis. En él, Maradona es un Dios, sabe que con esos 2 tantos les va arruinar la vida a los jugadores, al arquero, al árbitro. Como Maradona, ¿ sospecha el impacto que ha ocasionado, que ocasionará?

¡Qué pregunta más extraña! Lo que hago es un entretenimiento personal, justamente pues somos hijos de internet y por el hecho de que somos al tiempo usuarios o bien generadores de contenidos. Múltiples veces me han dicho que para bastante gente la gaceta ‘Orsai’ fue esencial, no tanto como producto, sino más bien como estructura, como una nueva forma de hacer cosas, mas para nosotros fue un juguete. Son formas de levantarse por la mañana diciendo: “¡Ay! Qué bonito lo que hay para hacer hoy”. Eso es todo cuanto me importa. No aburrirse.