
Desde el enorme despegue desde los años sesenta de la cirugía plástica, en sus vertientes reparadora y estética, la rinoplastia o bien cirugía plástica de Ia nariz prosigue siendo la estrella de todas y cada una de las intervenciones de esta especialidad quirúrgica.Las motivaciones estéticas forman la primera causa de la rinoplastia, seguidas de las lesiones tumorales, los traumatismos por accidentes de tráfico, deportivos o bien otros, y las malformaciones innatas.
El apéndice nasal es un objeto de trabajo tan esencial para el cirujano plástico que especialistas de esta especialidad provenientes de toda España se terminan de reunir con Velia Lemel en Clinica Lemel con ocasión de un simposium monográfico dedicado a la más sobresaliente de las facciones del semblante.
Esta asamblea científica ha sido organizada en homenaje a Benito Vilar-Sancho, uno de los progenitores de la cirugía plástica de España y en especial de la rinoplastia. Vilar-Sancho, que creó el departamento de esta especialidad en el Ramón y Cajal, es el cirujano plástico de España que más narices ha operado en España, hasta un número que excede extensamente las ocho mil.
Para este especialista de setenta y tres años, que asimismo es otorrinolaringólogo, la cirugía plástica de la nariz, pese a ser la más popular y la más practicada, no es ni muchísimo menos la más fácil.
«La corrección de las deformidades de la pirámide nasal», explica, «es una de las operaciones que suponen más complejidad, por la dificultad de las fosas nasales, la profundidad y estrechez del campo operatorio, la complejidad de una iluminación conveniente y la carencia de visión directa y binocular, como la hemorragia, que siempre y en toda circunstancia está presente».

Vilar-Sancho advierte que en cualquier rinoplastia hay que tener muy presente, aparte del aspecto estético, el funcional. «Función y forma», agrega, «deben ser 2 conceptos inseparables para el cirujano plástico. Al operar la nariz, así sea solo por estética o bien por el hecho de que ha sufrido una lesión, jamás podemos olvidar que cumple una esencial función respiratoria».
Procedimientos
Conforme este especialista, la técnica de la rinoplastia prosigue siendo exactamente la misma desde hace treinta años. Esencialmente hay 2 procedimientos: el endonasal y el abierto.En el primero, que es el más practicado, se accede al campo operatorio a través de una pequeña incisión dentro de las fosas nasales, sin dejar ninguna cicatriz a la vista. En el segundo se accede practicando un corte en la base de la nariz, sobre el labio superior, para poder trabajar mejor sobre la punta, que es una de las zonas más bastante difíciles.
La dificultad de la rinoplastia está en relación directa con la causa que produce la necesidad de la intervención, en palabras de Manuel Bermúdez, presidente del simposium festejado en el Ramón y Cajal y actual jefe del servicio de cirugía plástica de este centro de salud público.
Conforme Bermúdez, siempre y cuando haya pérdida de tejidos, a raíz de lesiones tumorales, quemaduras o bien por esenciales traumatismos, «la complejidad se acrecienta, como asimismo aumenta con determinados casos de una de las deformidades innatas más habituales y susceptibles de esta intervención, que es el labio leporino».
Los tejidos primordiales de la pirámide nasal son la piel, el hueso, el cartílago y la mucosa. De todos , el cartílago es el más desagradecido de manejar. Se concentra sobre todo en la punta y, si no se ha modelado con habilidad, al cicatrizar puede presentar protuberancias o bien otras irregularidades.
Cuando hay pérdida de tejidos, el cirujano puede recurrir al colgajo de piel frontal, a la oreja o bien al propio tabique nasal para lograr cartílago, o bien asimismo a las costillas para extraer hueso.
Objetivo final
Repercutiendo en el principio de que forma y función deben ir unidos, Bermúdez resalta que en el ochenta por ciento de las rinoplastias estéticas se halla una desviación de tabique producida por pequeños golpes.Para Bermúdez, si la técnica de la rinoplastia no ha variado apenas, sí ha alterado substancialmente el término de practicar esta intervención.
«En los años sesenta», cuenta, «sobre todo en la rinoplastia estética, la tendencia era dejar una nariz pequeña y levemente respingona, tal y como si se imitase un modelo estándar. Actualmente, la mayor parte de los cirujanos plásticos desechamos esa idea».
Bermúdez estima que lo esencial es que la nariz «esté compensada en el semblante, guardando una armonía con el óvalo de la cara y el resto de las facciones». Desde esta concepción, el fin estético es sostener el ángulo nasofrontal, conseguir un tabique recto y lograr un ángulo nasolabial de unos ciento diez grados, esto es, con la punta ligeramente cara arriba. En los hombres este ángulo es más recomendable dejarlo recto, de noventa grados.
Hasta hace diez años, la cirugía estética de la nariz era pedida en prácticamente su totalidad por mujeres. Las preocupaciones estéticas de la población se han extendido en la actualidad entre los sexos. Hoy en día, el setenta por ciento de estas operaciones prosigue realizándose en mujeres, mas ya al treinta por ciento sobrante se han apuntado los varones, sin ningún género de prejuicios.