El Río de la Plata, ese histórico trofeo que se esfumó del BALTC

Guillermo Vilas, dos campeones en Buenos Aires, con el emblemático trofeo
Guillermo Vilas, dos campeones en Buenos Aires, con el emblemático trofeo. Foto: Archivo
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El tenis es más grande cuánto más fuerte es su vínculo con el pasado, cuánta más historia se esconde en un triunfo, un título, un trofeo.

Un ejemplo para entender mejor la idea: Madrid, Miami, Montecarlo y Roma son torneos de igual envergadura, los cuatro corresponden a la categoría Masters 1000, esa que está sólo por debajo de los cuatro certámenes de Grand Slam. Pero no es lo mismo ganar en las canchas de Madrid o Miami que hacerlo en el Monte Carlo Country Club o en el Foro Itálico. Los cuatro reparten muchos dólares, pero sólo en los dos últimos casos hay tradición e historia de la grande.

Otro ejemplo: no es lo mismo ganar un Grand Slam en el maravilloso Melbourne Park que en el court central del All England Club, que, de tanta historia que acumula, tiene incluso las cenizas del mismísimo Fred Perry enterradas en su borde exterior.

Y no es lo mismo ganar el Abierto de Argentina alzando cualquier trofeo… que levantando otro con historia. Pese a estar lejos de las grandes capitales del deporte, el tenis argentino tenía también un símbolo que hundía sus raíces en el pasado y le daba por eso más envergadura a cualquier éxito en el presente. Era el trofeo Río de la Plata, una imponente copa robada en septiembre del año pasado de las vitrinas del Buenos Aires Lawn Tennis Club (BALTC) y que este domingo no podrá formar parte de la ceremonia de premiación en el Argentina Open. El ganador no se la llevaba, pero tenía su foto con el símbolo. Ya no.

«El club nos confirmó que este año no entregará ninguna copa», dijo la organización del torneo a La Nacion, lo que no quiere decir que el campeón se vaya el domingo sin trofeo. No, cada ganador del ATP 250 del que es sede Buenos Aires se lleva una copa… que tampoco es la original, sino sólo una réplica. La copa verdadera queda en manos de la organización que comanda Martín Jaite.

El trofeo Río de la Plata no es cualquier trofeo: data de 1893 y sólo los de Wimbledon y Roland Garros son más antiguos, destaca Nicolás Romani, capitán de tenis del BALTC. «Y es, además, el trofeo que por más tiempo se entregó en forma ininterrumpida, porque los torneos de Grand Slam se frenaron por la guerra».

En el Buenos Aires, un club que en abril celebrará los 125 años de su fundación, hay preocupación por el robo, que ocurrió tras el cierre de un torneo de veteranos. El trofeo estaba guardado en una pequeña vitrina de la sala de bridge. «Cuando hay torneos es un peligro siempre, aparece mucha gente que no es del club», dijo a La Nacion un socio de la entidad. Las sospechas en la tradicional sede del barrio de Palermo apuntan a que una pareja -«un hombre y una mujer»- estudiaron el terreno durante aquel torneo de veteranos e ingresaron al club un día después antes de la salida del sol, en un momento en el que no había vigilancia en las instalaciones.

Haya sido o no así, que el Río de la Plata ya no esté duele en la historia del club. Uno de sus socios, Lucas Possi, envió una carta a Mappin & Webb, la orfebrería londinense que a fines del siglo XIX tenía sucursal en Buenos Aires y fabricó el trofeo. Possi quería saber cuánto costaría una réplica. La respuesta fue un tanto descorazonadora: «Para entregarle una réplica en plata del trofeo dedicado al ganador del individual de tenis masculino de Buenos Aires, incluyendo finos detalles de artesanía a mano (…) y una base de madera con placas de plata, (el costo es de) aproximadamente 19.000 libras esterlinas. Para grabar detalles de la competencia y los nombres de los campeones anteriores, aproximadamente 6.000».

Es decir, 25.000 libras, casi medio millón de pesos. La cifra es demasiado gravosa para un club social, que sin embargo quiere recuperar el trofeo que alzaron jugadores como Vilas, Emerson, Nadal, Santana, Ferrero, Gaudio o Coria, entre otros. «No quisimos apurarnos porque esperábamos que apareciera, pero estamos evaluando propuestas de orfebres y para 2018 probablemente tengamos una copa», aseguró Romani. «La historia continuará».

Luis Díez, presidente del BALTC, siente que el trofeo aún puede aparecer. «Mi esperanza es que no haya sido fundido, sino vendido o guardado para algún coleccionista privado. Puede estar en San Telmo…», explicó a La Nacion. «Es improbable que la hayan robado para fundirla, creo que es más un coleccionista loco que otra cosa».

Recrear el trofeo no es un trabajo sencillo. Hace ya más de una década que la superficie plateada se quedó sin espacio para grabar el nombre del último campeón. Desde entonces estos se inmortalizan en placas en la base de madera.

La esperanza en el BALTC, en definitiva, es que al tenis argentino no le suceda lo que a la Copa Mundial de fútbol con el trofeo Jules Rimet: robado en 1983 en Brasil, 32 años más tarde sólo se encontró un trozo de la base.

Fuente: http://www.lanacion.com.ar/1984136-el-rio-de-la-plata-ese-historico-trofeo-que-se-esfumo-del-baltc